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Detectar si un menor ha sido o está siendo víctima de abuso es el primer gran paso, sin embargo, no es fácil identificarlo. La sospecha o la detección se hace a menudo sobre la base de las características de comportamiento del niño o de la niña, ya que los indicadores físicos se encuentran sólo en un 25% de los casos.
Las consecuencias físicas y psicológicas del niño(a) abusado(a) sexualmente son:
Físicas:
• Dificultad para caminar o sentarse.
• Dolor, hinchazón o picazón en la zona genital.
• Enfermedades transmitidas sexualmente.
• Golpes, heridas o sangrado en los genitales externos, la vagina o área anal.
• Embarazo infantil.
Psicológicas:
• Juego sexual no apropiado para la edad.
• Dibujos de naturaleza sexual.
• Masturbación compulsiva.
• Comportamiento seductivo manifiesto.
• Comportamiento regresivo del niño(a) (mojan la cama, se chupan el dedo, etc.).
• Miedos repentinos o fobias (miedo a la oscuridad, a los hombres o mujeres, etc.).
• Fugas del hogar.
• Conductas autodestructivas.
• Desconfianza extrema.